29 ago 2012

¿Quién vigila a los comediantes?

Ella ya me había visto derrotado varias veces. Pero nunca como en aquél día.

Mi sonrisa era la única señal en mi rostro de posible alegría, pero por dentro me mordía los labios para no romperme en lo que llevaba de la mañana.

Ella lo sabía, y apuesto a que lo supo desde el primer momento en que me vio llegar, y sin embargo; espero hasta que encontramos un momento a solas para preguntar el porqué de todo. En un acuerdo tácito, mi sonrisa aparente le había dicho que tenía que tomarse el tiempo para hacerlo.

Me tomó de la mano mientras me encontraba distraído y me llevó lejos de la multitud. Mientras avanzábamos por el jardín central, cada vez más la gente y su bullicio se iban sustituyendo por grandes árboles y su batir de ramas al viento. Y al fin, cuando no hubo cuadro en el que se encontrase gente, se detuvo ella y me hizo sentarme de frente a frente.
- ¿Por qué sigues haciendo esto?- Preguntó cortando el silencio. Tomaba fuerzas para mirarla a los ojos, pero sin embargo mis labios aún seguían siendo mordidos.
- Porque así es como debe de ser. Así es como me gusta ser y no tengo más opción.
- Y si es así que sufres solo, ¿te gusta estar seguir así?
Llevé mi mano derecha a mi bolsillo del pantalón y solté una pequeña risa, al sacarla de él, tenía un chocolate. Estaba derretido y repartido entre mis dedos.
- ¿Gustas?
- Lo estás haciendo de nuevo...
-¿Qué?- Claro, cómo si no supiese la respuesta ya. Pero, quizás, deliberadamente recordé ese chocolate que había comprado para más tarde para ese momento en específico. Necesitaba la respuesta que ella me daría. La quería, y más aún, me era necesaria.
- Darle vuelta a todo con un chiste. No tomar nada en serio... volcar todo hacia la comedia.
- Es parte de mí. Si el mundo no ríe, hazlo reír.
- ¿Por qué no puedes admitir que estás triste? Todo es juego, todo es burla y nada es en serio... ¿Por qué te contienes? ¿Qué clase de orgullo tienes?
- Hace ya mucho tiempo [...] desde hace ya mucho tiempo... siempre tuve amigos, gente a mi alrededor con problemas. Serios problemas. A algunos los llevó a hacerse cosas terribles, o decirlas o siquiera pensar hacerlas. Alguien tenía que estar con ellos. Alguien cómo ellos en principio, en naturaleza más no en respuesta. Me convertí en un pilar... o al menos quería parecerlo.
- ¿Y cuándo habrá tiempo para ti?
- No, no... no hay tiempo para uno mismo en la vida del héroe.
- [...]- Suspira mientras lentamente cierra los ojos. Ha reconocido la palabra clave.
- Soy un héroe. Donde los demás han fallado y caído, habrán de voltear y mirarme a mí. Incorruptible, sin desistir. En su momento, hubo gente necesitó a alguien así y yo escogí serlo para ellos. La gente aún necesita a alguien así... y ahora es que necesito serlo más que nunca.
- ¿Y crees que salvando a los demás te podrás salvar a ti mismo?
- Es una posibilidad. Ya me he encontrado con ese pensamiento en el pasado.
- ¿Y qué hay de cuando falles?
- No fallaré... no por ellos.
- ¿Qué no has visto suficientes películas de superhéroes como para saber como terminan ellos?